Es una noción ampliamente difundida esa que reza que el mundo es movido por el dinero. Esto, si salimos a la calle, vamos a nuestros trabajos, navegamos por internet o vamos al mercado, deja de ser una creencia o un lugar común y se convierte en una realidad palpable y cercana. Muchos de nosotros huimos de los conceptos económicos, pues parecen secretos herméticos solo al alcance de pocos iniciados. Es por eso que hoy en día cada vez más gente recurra a expertos financieros a través de sus páginas personales en internet para buscar asesoría en relación a estos temas que nos afectan a todos por igual. Porque, como ya dijimos, la idea del mundo movido por el dinero es real y es preciso enfrentarse a ella. Para eso, en este artículo tratamos de responder de la forma más básica posible a una pequeña interrogante que quizá alguno de ustedes tenga sobre un aspecto concreto de la economía y las finanzas: el financiamiento de la deuda.
¿Qué se entiende por financiación de deuda?
Financiar una deuda es cumplir con las obligaciones contraídas con un banco al momento del otorgamiento de un préstamo. Un préstamo es una forma muy común que tienen los empresarios para iniciar o ampliar sus negocios. Cuando un banco presta dinero para un emprendimiento, los socios se comprometen a pagar la totalidad del monto aportado por la institución financiera, más los intereses calculados a un porcentaje mensual. Del total cumplimiento de las condiciones establecidas en los acuerdos iniciales depende que se de continuidad a la relación entre la empresa y la institución bancaria.
Pero, si estas no se cumplen, si se dan retrasos o incumplimientos en los pagos, las penalidades que podrían suceder traerían consecuencias muchas veces devastadoras para cualquier negocio, sobre todo aquellos de pequeña envergadura. Es por esto que es importante, a la hora de contraer un compromiso de este tipo, estar muy claro en relación a las posibilidades de pago, teniendo en cuenta, además, que el mismo se proyecta en base a las ganancias proyectadas de la empresa: un porcentaje, muchas veces importante de lo que se gane, tendrá como objetivo la financiación de la deuda, si se quiere cumplir a cabalidad. Esto, evidentemente, reducirá en cierta medida la capacidad de reinvertir en el negocio y de ganancia para los socios. Pero, retomemos por un momento el tema de las penalidades y expliquemos más este particular, fundamental para entender el proceso de financiación de la deuda.
Riesgos del proceso
Al contraer la obligación de pagar un préstamo a una institución bancaria, los socios de un determinado negocio deben hacerlo en un lapso y unos porcentajes estipulados. El incumplimiento de esto, como es de esperarse, acarrea penalidades de diversa índole. En primer lugar, como parte de la negociación previa, los bancos muchas veces exigen que se comprometa una parte o la totalidad el negocio como garantía de pago. Si se llegaran a incumplir los pagos, la institución bancaria podría asumir el control del negocio y disponer de él.
Sin embargo, no todos los contras del proceso tienen que ver con las penalidades provenientes del acreedor: asumir el proceso de financiación de deuda compromete la capacidad de crecimiento de un negocio si no se planifica de forma rigurosa y realista. La sobreutilización tiene como consecuencia que se comprometa con severidad el flujo de efectivo del negocio, lo que limita las capacidades de pago, de reinversión y de ganancia para los socios. Todos estos conceptos son de vital importancia para todo aquel que quiera emprender un negocio y solicitar ayuda a instituciones financieras: el uso de la deuda tiene grandes ventajas y muchas oportunidades, pero, inevitablemente, conlleva grandes responsabilidades.
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